Un pensamiento triste para bailar

Autores/as

  • Angelo Morino

DOI:

https://doi.org/10.13135/1594-378X/2375

Resumen

De alguna manera, el encuentro entre Manuel Puig y Carlos
Gardel estaba predestinado y, de tal predestinación, se pueden
identificar los signos que la predispusieron. En cuanto a la forma
en la cual el evento tomó cuerpo en la densidad de un texto, no se
trata -como podría parecer en un primer momento- de una ulterior
etapa del interés manifestado por Puig hacia el teatro a partir de
1981.

Publicado

2017-09-30